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No se requiere que un humano tome el control del vehículo en ningún momento, ni se requiere que esté presente en el vehículo en absoluto.
Un automóvil autónomo puede ir a cualquier lugar al que vaya un automóvil tradicional y hacer todo lo que hace un humano experimentado.
Los automóviles autónomos están basados en sensores, actuadores, algoritmos complejos, sistemas de aprendizaje automático y procesadores potentes para ejecutar el software.
Los coches autónomos generan y gestionan un mapa de su entorno basado en una variedad de sensores ubicados en diferentes partes del vehículo.
Los sensores de radar monitorizan la posición de los vehículos cercanos, las cámaras de video detectan los semáforos, leen las señales de tráfico, rastrean otros vehículos y buscan peatones.
Los sensores Lidar (detección y rango de luz) hacen rebotar pulsos de luz en los alrededores del automóvil para medir distancias, detectar bordes de caminos e identificar marcas de carril. Por otro lado, los sensores ultrasónicos en las ruedas detectan bordillos y otros vehículos al estacionar.
Un sofisticado software procesa toda esta información sensorial, traza un camino y envía instrucciones a los actuadores del automóvil, que controlan la aceleración, el frenado y la dirección. Las reglas, los algoritmos para evitar obstáculos, el modelado predictivo y el reconocimiento de objetos ayudan al software a seguir las normas de tráfico y que la conducción sea satisfactoria.
Los autos completamente autónomos, se están probando en varios lugares del mundo, pero en ninguno está disponible para el público. Lamentablemente, todavía estamos a años de poder disfrutar de la conducción autónoma. Los desafíos van desde lo tecnológico y legislativo hasta lo ambiental y filosófico, como por ejemplo:
El Lidar es costoso y todavía está tratando de lograr el equilibrio adecuado entre rango y resolución.
Si varios coches autónomos condujeran por la misma carretera, ¿sus señales lidar interferirían entre sí? Y si hay múltiples frecuencias de radio disponibles, ¿será suficiente el rango de frecuencia para respaldar la producción en masa de automóviles autónomos?
También los sistemas ADAS reciben múltiples datos de distintas fuentes y los procesan. Entre los sensores posibles: cámaras, radar, ultrasonidos y láser LIDAR. Importante tener en cuenta la recalibración de los sistemas ADAS para una conducción segura.
¿Qué sucede cuando un automóvil autónomo conduce con fuertes precipitaciones? Si hay una capa de nieve en la carretera, los divisores de carril desaparecen. ¿Cómo rastrearán las cámaras y los sensores las marcas de los carriles si las marcas están oscurecidas por agua, aceite, hielo o escombros?
¿Los coches autónomos tendrán problemas en túneles o en puentes? ¿Los coches autónomos quedarán relegados a un carril específico? ¿Y qué pasa con la flota de autos heredados que seguirán compartiendo las carreteras durante los próximos 20 o 30 años?
¿Quién es responsable de los accidentes causados por un coche autónomo? ¿El fabricante? ¿El pasajero humano? Los últimos planos sugieren que un automóvil de nivel 5 (totalmente autónomo) no tendrá tablero ni volante, por lo que un pasajero humano ni siquiera tendría la opción de tomar el control del vehículo en caso de emergencia.
Los humanos perciben señales sutiles y comunicación no verbal, como hacer contacto visual con los peatones o leer las expresiones faciales y el lenguaje corporal de otros conductores, para emitir juicios en una fracción de segundo y predecir comportamientos. ¿Serán capaces los coches autónomos de replicar esta conexión? ¿Tendrán los mismos instintos para salvar vidas que los conductores humanos?
Los escenarios para mejorar la calidad de vida son ilimitados.
Los ancianos y discapacitados físicos podrán tener su independencia. Si tus hijos están en un campamento de verano y han olvidado los trajes de baño, el automóvil podrá traerles los artículos que faltan. Incluso podría enviar a tu perro a una cita veterinaria.
No obstante, la verdadera promesa de los coches autónomos es el potencial de reducir drásticamente las emisiones de CO2.
En un estudio reciente, los expertos identificaron tres tendencias que, si se adoptan al mismo tiempo, liberarían todo el potencial de los automóviles autónomos: automatización de vehículos, electrificación de vehículos y viajes compartidos. Para 2050, estas “tres revoluciones en el transporte urbano” podrían: